Pusineri, ese hincha de Platense que se dio el gusto. CLARIN A los 34 años, Lucas Andrés Pusineri está cerrando un camino en el mismo lugar donde lo comenzó. Alejado de Independiente, volvió a vestir la camiseta marrón que usó desde la prenovena hasta la sexta división, cuando, a los 17, dejó el fútbol por un tiempo. Después vendría la historia conocida: Almagro, San Lorenzo, Independiente, Saturn (Rusia), River y el epílogo en el club de sus amores, Platense, en donde recibe a Clarín una fría tarde de agosto. ¿Cómo surgió la propuesta de Platense? En principio iba a renovar por seis meses en Independiente para que me pudiera retirar mejor del club, pero no se pudo dar. El año pasado ya había desechado la oferta que me hizo mi amigo Claudio Borghi para ir a Argentinos, porque no podía hipotecar 15 años de platea en Platense con mi papá. Y ahora apareció el Beto Pascutti, que me insistió mucho para que me sume y le pueda aportar algo al equipo. Ser hincha y poder jugar acá es como saldar una cuenta pendiente, no hay nada mejor que esto. ¿Por qué creés que se da esta tendencia de jugadores que, en el final de su carrera, privilegian lo afectivo a lo deportivo o lo económico? Creo que es una cuestión de que el fútbol se vive apasionadamente, tanto por los hinchas como por los jugadores. A mí no me borra nadie la vida que yo tuve en Platense como hincha. Hoy veo con buenos ojos defender los colores que son propios desde mi infancia. ¿Sentís que te fuiste mal de Independiente? Lo mío no se pudo dar por decisiones de terceros, pero igual tengo un cariño muy grande por la gente de Independiente. Me siento querido y yo quiero al club como si fuera mi casa. Además tengo el orgullo de ser autor de uno de los goles más gritados en la historia del club (el 1-1 a Boca en el 2002 fue elegido por los hinchas en el marco del centenario). ¿Por qué no tuviste continuidad? Son decisiones que uno tiene que asumir: que en su esplendor a uno lo quieran y lo halaguen y que cuando tal vez uno no tiene un buen rendimiento no lo quieran más. Todos soñamos con hacer como Calderón, que se retiró campeón, pero hay que adaptarse a lo que te toca. En el fútbol de hoy no hay personas capacitadas para manejar grupos. ¿Creés que falta tacto? Exactamente. Tenés el ejemplo de Gallardo, que no se fue de River de la manera que soñó. Y eso que es un tipo que ganó todo. El medio es muy cruel cuando uno está terminando su carrera. Acá no seguimos una línea de conducta, somos de manejarnos un poco a la bartola.